Excelencia en los pequeños detalles de la vida

«La excelencia es un regalo que las personas inteligentes se hacen a sí mismas y para eso da igual dónde se encuentre o lo que haga. […]
Ser excelente es esto: es estar pendiente de los pequeños detalles de la vida. Quien no cuida lo pequeño, nunca llegará a lo grande.»

Vivir sin miedos, de Sergio Fernández

Esta tarde fue un par de horitas a la playa para desconectar, para capturar ese sol que ya no quema, pero calienta. Para disfrutar del silencio en medio del murmullo de gente que, cuando tú vas, ellos marchan a casa. Iba para desconectar, pero también para aprovechar de la lectura.

Retomé el libro Vivir sin miedos de Sergio Fernández. Creo que la casualidad no existe y lo cierto es que hablar de excelencia es algo que he hecho durante la semana pasada y ahora leerlo ha sido una grata sorpresa. Esta semana hablaba con un compañero acerca del trabajo bien hecho. El punto de partida es el hecho de que las generaciones más jóvenes que empiezan su etapa laboral, si bien se creen con derecho de pedir buenas condiciones laborales, no parecen tener muy en cuenta las obligaciones que ello conlleva. O al menos no parece ser muestra de ello el descuido de revisar su trabajo y presentarlo como acabado cuando no lo está (y no porque tenga que aprender, pues como a veces les digo, sumar y restar creo que saben). En fin, que esto al final deriva en una mayor dedicación de otras personas para revisar todo lo que entregan, en una falta de confianza que se incrementa con el paso de los días si la situación no revierte en la esperada y, a veces, en la falta de motivación por ambas partes para que todo se soluciones.

Pues bien, de la conversación con este compañero, le hacía ver los beneficios de hacer su trabajo lo mejor posible. Ser despistado y cometer errores no ayuda a labrarse un futuro mejor porque implica no destacar ante tu jefe, ni ante terceros a los que lleva tu trabajo. Implica no ganarse la confianza de tu jefe ni de aquellos que te rodean. Es decir, sobresales pero no para escalar posiciones, sino para que elijan a otro antes que a ti.

Visto así, descubrió que lo que hasta ahora se debía a la desmotivación por la rutina del trabajo no le aportaba motivos o hechos objetivos para mejorar su situación. Lo mismo diría a alguno de mis chicos, para los que sé que es más complicado mantener la energía y la concentración después de muchas horas de trabajo, pero por más que eso pueda entenderse, mejor poner todo el empeño en acabar un trabajo bien hecho que hacer muchas cosas y mal terminadas. Y es que la excelencia, hacer lo mejor en cada momento, sí que es una buena decisión, aunque no siempre aparezca una recompensa a corto plazo.

Excelencia es, como dice Sergio, ser consciente de los pequeños detalles de la vida. Es aquello que las personas inteligentes hacen por naturaleza y, aunque a veces dudas de que sea una de tus mejores virtudes, creo que es aquello que dejas en esta vida y por lo que muchos te recordarán. Por ello, hoy me gustaría que cada uno reflexionara sobre su situación actual: ¿eres excelente en cada instante que vives o tienes que revisar la excelencia de algunos momentos? Ser excelente a veces conlleva el riesgo de ser visto diferente porque en este mundo no siempre se valora por aquellos que tienen poder. Y sin embargo, merece la pena correr riesgos si con ello se contribuye a una buena vida.

“Cada riesgo vale la pena ser tomado
mientras que sea para una buena causa
y contribuya a una buena vida.»

Richard Branson